San Rafael de Mucuchíes, ha sido catalogado como una de las comunidades por excelencia productora de trigo y de su peculiar gastronomía basada en este rubro.
Como un homenaje a la mujer sanrafeleña, se realizó el pasado fin de semana, la segunda edición del festival del trigo en San Rafael de Mucuchíes, actividad organizada por el presbítero Duglas Briceño y los jóvenes que hacen vida en esta comunidad del páramo merideño, conocida por ser el pueblo más alto de Venezuela, y cuna del artista popular Juan Félix Sánchez.
La actividad que contó con el patrocinio del Vice ministerio de Gestión Industrial Socialista, además de empresas privadas, buscó resaltar el trabajo diario que realizan hombres y mujeres de estas frías tierras, en cuanto a la siembra, cuido, cosecha y procesamiento del trigo, siendo, el pueblo de San Rafael de Mucuchíes, la cuna nacional de este cultivo, luego de ser traído al país por religiosos de la orden de San Agustín, dando de esta manera inicio a la cultura del trigo en los páramos merideños.
La segunda edición del festival de trigo, comenzó el día sábado con la exposición “Huellas de mi Pueblo”, que, en una casa de época, muestra elementos propios de los lugareños haciendo especial énfasis en las herramientas utilizadas para la siembra, cosecha y limpieza del trigo, esta exposición estará abierta al público hasta el domingo 27 de marzo.
Mujeres trabajadoras de la comunidad, mayores de 60 años, compitieron para coronarse como la Novia del Trigo 2016, demostrando sus conocimientos en cuanto a la elaboración de diferentes platos con base en el trigo. Chiquinquira Rivas, de 86 años de edad, resultó ser la ganadora del certamen.
El concurso gastronómico, donde diferentes elaboraciones como la sopa de trigo, la arepa de trigo criolla y los buñuelos, fueron los platos a degustar por el jurado calificador, y de igual forma la chicha, la sopa de habas, los pastelitos andinos, estuvieron presentes como exhibición en un festival que se ha convertido en tradición.
Asimismo, actividades culturales y deportivas para toda la familia, llenaron las calles de este típico pueblito andino, de alegría y, desbordó el gentilicio de los habitantes de la comunidad, quienes una vez más, demostraron el orgullo de ser sanrafeleños.