top of page

VENCE LA INDIFERENCIA Y CONQUISTA LA PAZ

Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo/La Crónica

El mensaje del Papa Francisco para la Jornada de la Paz del 2016 nos ofrece, también a los venezolanos, la oportunidad de ahondar en el verdadero camino de la paz, tan anhelado y buscado por el pueblo y así lo expresó el 6D. A Dios le importa la humanidad, es un don suyo pero confiado a los hombres para que lo lleven a la práctica. Todo tipo de guerra, de invitación al conflicto y al desconocimiento del otro, obliga a no perder la esperanza y a no caer en la resignación o la indiferencia. La corresponsabilidad solidaria está en la raíz de la vocación a la fraternidad y a la vida común. El Jubileo de la Misericordia es una invitación a perdonar y a dar, de abrirnos a la realidad, a apartarnos del cinismo que destruye.

La primera forma de indiferencia es el olvidarnos de Dios y cerrar el corazón para no tomar en consideración a los otros. Lo hemos vivido en estos días en los que las autoridades no nos han dejado vivir a plenitud la navidad. Pareciera que para ellos no hay más dios que el poder y el abuso y desconocimiento de la voluntad popular. La indiferencia ante el prójimo asume muchas formas. Hay una saturación de informaciones en las que las responsabilidades se le achacan a otros sin reconocer los propios males, buscando convertir a los demás en seres domesticados e inofensivos. “En el plano individual y comunitario, la indiferencia ante el prójimo, hija de la indiferencia ante Dios, asume el aspecto de inercia y despreocupación, que alimenta el persistir de situaciones de injusticia y grave desequilibrio social, los cuales, a su vez, pueden conducir a conflictos o, en todo caso, generar un clima de insatisfacción que corre el riesgo de terminar, antes o después, en violencia e inseguridad”.

“Dicha actitud de indiferencia puede llegar también a justificar algunas políticas económicas deplorables, premonitoras de injusticias, divisiones y violencias, con vistas a conseguir el bienestar propio o el de la nación. En efecto, no es raro que los proyectos económicos y políticos de los hombres tengan como objetivo conquistar o mantener el poder y la riqueza, incluso a costa de pisotear los derechos y las exigencias fundamentales de los otros. Los Estados están llamados también a hacer gestos concretos, actos de valentía para con las personas más frágiles de su sociedad, como los encarcelados, los emigrantes, los desempleados y los enfermos.

El mensaje del Papa refleja de forma trasparente lo que estamos viviendo en nuestra patria y nos obliga a una postura clara, serena y decidida a saber que la paz es fruto de una cultura de solidaridad, misericordia y compasión. Invito a mis benevolentes lectores a leer detenidamente al Papa Francisco y aplicarlo a la situación que vivimos.

Comments


bottom of page