Dos semanas después del sismo de 5.1 grados de magnitud que sacudió el suelo merideño a las 2:28 de la madrugada, un nuevo movimiento telúrico de 5.1 grados se registró a las 4:08 de la tarde del domingo 22 de noviembre. El epicentro se ubicó a 29 Km al sureste de El Vigía, con una profundidad 5.0 Km. El Servicio Geológico de Estados Unidos por sus siglas USGS, registró este temblor como uno 5.3 grados de magnitud en la escala de Richter.
Jacobo Vidarte de Protección Civil con 29 años de experiencia, explicó que desde el primero y hasta el 23 de noviembre se han registrado más de 320 réplicas. Sin embargo no todas han sido publicadas en la página web de la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis) ya que solo se publican los sismos de magnitud mayor a 2.5 grados en la escala de Richter.
En resumen, Vidarte informó que 215 réplicas se han contado por el equipo de especialistas de la Funvisis y publicado en la página web de la fundación. Este grupo de temblores fueron todos de magnitud mayor a 2.5 grados en la escala de Richter. 198 de estos sismos están focalizados en el sistema de la fallas de Boconó. Dos sismos de 5.1; 14 de estos sacudones fueron de entre 4.0 y 4.9 grados de magnitud; 87 entre 3.0 y 3.9; y 96 eventos entre 2.5 y 2.9 grados de magnitud.
El segundo sismo de magnitud 5.1 que estremeció la tierra ocasionó daños significativos a edificaciones en los municipios Sucre y Campo Elías. Alexis Ramírez, gobernador del estado Mérida informó en un primer informe que en el municipio Sucre seis viviendas sufrieron daños graves mientras que una casa ubicada en el sector Los Araques no soportó el temblor y los daños son irreparables. Igualmente un edificio residencial de al menos cinco pisos ubicado en Ejido, municipio Campo Elías presentó grietas o fisuras a lo largo de toda su estructura.
Víctimas fatales
El 7 de noviembre falleció un hombre identificado como Edgardo Salas Collazo. El hecho ocurrió dentro de cerca de uno de los túneles en la troncal 008 debido al deslizamiento de rocas. El conductor del vehículo era trabajador de la Oficina de Comunicación e Información de la Gobernación del estado.
El 22 de noviembre, en un choque frontal entre dos vehículos ocurrido en la autopista Rafael Caldera, falleció un hombre identificado como Blas Federico Méndez de 51 años, residenciado en El Vigía y su acompañante e hijo Enmanuel Méndez de 32 años de edad resultó herido. Ambos fueron trasladados al hospital de El Vigía. La colisión se produjo al intentar esquivar una roca que descendía de la montaña producto del sismo que ocurrió a las 4:08 horas de la tarde del 22 de noviembre.
@Emergecia171Merida y siguiendo las instrucciones de Alexis Ramírez, informó que el tránsito vehicular por el sistema de túneles de la carrera panamericana Mérida - El Vigía, (autopista Rafael Caldera), estaba suspendido preventivamente debido a los deslizamientos de tierra y caídas de rocas. El lunes 23 de noviembre fue restablecido el paso de vehículos. Sin embargo, el llamado de las autoridades es a transitar con precaución por esa zona.
Los organismos de seguridad del estado (Protección Civil y bomberos), están desplegados en los municipios Sucre y Alberto Adriani, las jurisdicciones más afectadas en toda la región. Aura Fernández, presidente de Funvisis, hizo un llamado a través de la página web a “mantener la calma ante hechos de esta naturaleza”.
Organización preventiva
Ante esta realidad, asociaciones civiles de rescate y seguridad, la Red Local de Gestión del Riesgo de Desastres, el departamento de Geografía de la Universidad de los Andes, el Centro de Investigación de Gestión Integral de Riesgos (CIGIR) y otros grupos relacionados al tema sísmico, se están organizando para educar e informar a los ciudadanos sobre la prevención y la gestión de riesgos ante desastres.
Los alcaldes Carlos García y Omar Lares de los municipios Libertador y Campo Elías respectivamente, también comenzaron un trabajo en conjunto con el propósito de revisar y actualizar las normativas municipales vigentes para el desarrollo urbano y vialidad con la finalidad de hacerlas concordar con los procedimientos recomendados por los especialistas en gestión de riesgos ante desastres.