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La Crónica - Héctor Velázquez - Mejía
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En Estados Unidos activistas tratan de frenar los daños causados por las deportaciones de inmigrantes que sirvieron en el ejército del país

Héctor Velázquez - Mejía / Marzo, 2016

 

En Estados Unidos, muchos indocumentados creen que por haber prestado sus servicios en las Fuerzas Armadas estarían libres del infierno de la deportación. Pero eso no es así. Ante esta situación dirigentes políticos reclaman una ley que frene la deportación de aquellos que con honor y valentía han luchado por los ideales estadounidenses. Para Jorge Rodríguez, su misión era ganar guerras, disuadir la agresión y mantener la libertad de los mares. Este hispano, oriundo de la República Dominicana, ingresó a la Armada de Estados Unidos en 1994 como ciudadano dominicano, con residencia en Estados Unidos. Y dice que en el transcurso de los siete años que sirvió: cuatro activo y tres de reserva, se hizo ciudadano de Estados Unidos por naturalización. Pero, si no hubiera actuado como lo hizo, Rodríguez pudo haber engrosado la lista de los hispanos que pasan por un proceso de deportación aun cuando hayan servido con honor en el Ejército de Estados Unidos. Eso es precisamente lo que le ha sucedido a más de tres mil ex combatientes de guerra, que, según datos oficiales han sido deportados en los últimos diez años. Muchos sirvieron en las guerras de Vietnam, Iraq y el Golfo Pérsico. Jorge Rodríguez dice estar completamente de acuerdo en que se le debe otorgar la ciudadanía de Estados Unidos a toda persona que decida entregar parte de su cuerpo y hasta su vida por este país. Por ello, dirigentes políticos hispanos han dejado escuchar sus voces. Adriano Espaillat, también de origen dominicano y Senador por el Partido Demócrata en la Legislatura del estado de Nueva York, considera que la reforma de las leyes de inmigración es algo que se tiene que dar no importa quién sea el presidente. “Creo que debe existir una cláusula dentro de las reformas inmigratorias que le otorgue automáticamente la ciudadanía a cualquier persona, hombre o mujer, que ponga su vida en la línea para esta nación, para la democracia de todos nosotros”, afirma Espaillat.


Tras los atentados terroristas del once de septiembre, los inmigrantes legales que prestan servicios en las fuerzas armadas pueden obtener la ciudadanía estadounidense con más rapidez. Los jóvenes indocumentados no pueden enlistarse en el ejército; pero para ellos existe un camino que los puede conducir a la ciudadanía de Estados Unidos. César Vargas, quien tiene su propia historia por ser el primer abogado indocumentado que ejerce en el estado de Nueva York, lucha por un programa que permita ingresar al Ejército de Estados Unidos a los llamados soñadores o “dreamers”, que son también indocumentados. Vargas habla de expandir el programa para que muchos de los jóvenes indocumentados puedan sentar plaza en la milicia estadounidense. Según César Vargas, estos jóvenes hispanos que tienen mucho talento pueden ser un día los generales, los comandantes del país.


 Vargas asegura que los soñadores, hijos de indocumentados e indocumentados ellos mismos por haber llegado a Estados Unidos a muy corta edad, podrían contribuir en grado sumo como traductores y expertos en la cultura de sus respectivos países de origen. Sin ellos, indica el abogado y activista hispano, las fuerzas armadas de Estados Unidos no podrían alcanzar sus cuotas de reclutamiento. 

 

Cápsula científica: ¿En qué consiste un electroimán?

Héctor Velázquez - Mejía / Marzo, 2016

 

Todos sabemos lo que es un imán; un pedazo de metal capaz de pegarse con fuerza a superficies de hierro y a otros imanes. Estos imanes son permanentes, es decir, no se encienden ni se apagan. Para lograr eso tenemos que construir electroimanes. Debemos el electroimán al físico danés Oersted, que observó en 1820 cómo un cable conectado a una pila desviaba ligeramente la aguja de una brújula, es decir, se comportaba como un imán. Para conseguir un electroimán más fuerte, hay que aumentar la intensidad eléctrica que pasa por el cable, o juntar varios cables cuyas corrientes eléctricas circulen en el mismo sentido. Esto se hace arrollando el cable en forma de espira. Si mantenemos la intensidad de la corriente duplicando el número de vueltas de la espira, duplicaremos la fuerza del electroimán. Para no acabar con una espira muy larga se pueden amontonar vuelta sobre vuelta. No obstante, no se pueden amontonar las vueltas indefinidamente por la resistencia que ofrece un cable más largo o más fino al paso de la electricidad. Por ello, para obtener electroimanes realmente fuertes se usan superconductores, que son materiales que no ofrecen ninguna resistencia al paso de la electricidad.

 
Los electroimanes son ampliamente usados como componentes de otros dispositivos eléctricos: motores, generadores, relés, altavoces, discos duros, máquinas de imágenes por resonancia magnética, instrumentos científicos y equipos de separación magnética. 

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