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La Crónica - Héctor Velázquez - Mejía
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Nueva York considera ley similar a la de California, que permitiría a jóvenes indocumentados amparados por DACA ejercer sus profesiones

Héctor Velázquez - Mejía / Marzo, 2016

 

En Estados Unidos los inmigrantes indocumentados apoyados por el Plan de acción diferida, o DACA, por sus siglas en inglés, obra del presidente, Barack Obama, podrían ejercer sus profesiones en Nueva York; y sería gracias a una nueva medida aprobada por la Junta de Regentes de ese estado. Pero, esta nueva legislación tiene molestos a muchos republicanos. Alexis Guerrero llegó de México a los nueve años de edad. Dice que vino huyendo de la violencia en busca de una vida mejor. Hoy en día, estudia tercer año de secundaria y se inclina por la docencia. “Sería una gran oportunidad para ser maestro y enseñar a los niños, sean indocumentados o sean nacidos aquí”, dice Alexis Guerrero. “Les enseñaría lo mío, en lo que yo me enfoco que es la tecnología, lo que es nuevo”, agrega el joven mexicano.


Gracias a DACA, Alexis Guerrero, ahora podría ejercer la ingeniería electrónica, cuando termine sus estudios universitarios. Y aunque el camino es largo porque todavía está en secundaria, los sueños de este hispano pueden hacerse realidad ahora que la Junta de Regentes de Nueva York aprobó una medida que elimina las restricciones a la obtención de licencias y certificados para ejercer cincuenta y tres profesiones, desde ingeniería hasta odontología. Daniel Dromm, miembro del Concejo Municipal de Nueva York, explica que estos jóvenes, una vez incorporados al mercado laboral, dejarán de ser una carga y aportarán a la sociedad en la cual se desenvuelven. Según el concejal neoyorquino, gracias a la decisión de la Junta de Regentes, cuando estas personas indocumentadas estén trabajando, pagarán impuestos, podrán enseñar a los niños, ser dentistas, y convertirse en miembros útiles de la sociedad.


Quienes se oponen a la medida sostienen que estos jóvenes quebrantaron la ley al ingresar ilegalmente a Estados Unidos, por lo que no se les debe permitir ejercer ninguna profesión, y mucho menos en el campo de la medicina. Pero el concejal Dromm asegura que seguirá abogando por estos soñadores. Dice que ya viven en Nueva York donde están construyendo su futuro dedicándose al estudio cuando podrían estar al margen de la ley. Por eso, agrega Dromm, merecen respeto y una oportunidad en la vida.


Por su parte, el gobernador, Andrew Cuomo, aunque no se opone a la medida, manifestó que todavía debe ser sometida a estudio para determinar su legalidad. En California, un proyecto similar al de Nueva York, fue promulgado a comienzos de año por el gobernador de esa entidad, Jerry Brown. 

Cantando, un joven cubano tartamudo radicado en Miami rompe las barreras de la comunicación que le impone su problema del habla

Héctor Velázquez - Mejía / Marzo, 2016

 

No cabe duda de que quien persevera triunfa. A continuación les contamos la historia de un joven tartamudo, nacido en Cuba, que nunca había recibido formación musical sino hasta la edad adulta de veintiún años. Estamos hablando de Lázaro Arbos, quien luego de haber cantado en “American Idol”, el conocido concurso de búsqueda de talentos, tendrá la oportunidad de deleitar con su voz, incluso al mismo presidente de Estados Unidos. [La historia de Lázaro Arbos inspira sobre todo a las personas con discapacidades. Su voz conquistó los corazones del jurado del concurso “American Idol” donde terminó en sexto lugar. Y luego de que su talento fue descubierto, Lázaro participó el año pasado en el desfile del Día de Acción de Gracias en Filadelfia y recorre el país para motivar a niños y jóvenes con necesidades especiales. Ese recorrido lo llevará dentro de algunas semanas al Festival de los cerezos en Washington, la capital de la nación, donde se encontrará con el presidente, Barack Obama.] Pero hay un contraste muy grande entre el Lázaro del escenario y el Lázaro que todos los días enfrenta un reto de comunicación “porque lo que unos ven fácil, para mí no lo es”, dice Lázaro haciendo un esfuerzo para construir esa simple oración.


Desde que comenzó a hablar en Cuba, Lázaro Arbos fue tartamudo. En su país natal lo vieron un sinnúmero de especialistas y al llegar a Estados Unidos, los médicos tampoco pudieron hacer mucho. Tuvo que lidiar con las burlas de sus compañeros de clase y por eso se aislaba. Lo que nadie sabía, ni siquiera su madre, Gisela Andraca, era que detrás de este problema del habla, en Lázaro se escondía una voz, que aparte de ser fuera de serie, le permitía romper cualquier barrera de la comunicación. La señora Andraca recuerda que su hijo siempre caminaba solo por la casa y ella no sabía por qué hasta que un día se dio cuenta de que el canto le permitía hablar normalmente al joven cubano. Y si bien ese descubrimiento ocurrió cuando Lázaro ya tenía veintiún años, madre e hijo supieron rápidamente qué debían hacer para entablar una conversación. Ella le decía “dímelo cantando”. Y cantando Lázaro se comunicaba con su mamá.
Además de participar en eventos para motivar a jóvenes como él, Lázaro Arbos compone sus propias canciones y realiza giras por todo Estados Unidos para darse a conocer con la esperanza de que una disquera lo contrate.

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