Ejercicio y envejecimiento activo
Héctor Velázquez - Mejía / Marzo, 2016
Los médicos y profesionales afines siempre han insistido en la importancia del ejercicio físico en todas las etapas de la vida y por tanto, también en los mayores. Los fisioterapeutas contribuyen a este empeño advirtiendo que la falta de ejercicio físico puede favorecer algún tipo de discapacidad así como el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, diabetes o cáncer. La práctica de ejercicio es imprescindible para el envejecimiento activo.
Ramón Aiguadé, fisioterapeuta y profesor de Anatomía en la Universidad de Vic, provincia de Barcelona, España, explica que el fisioterapeuta trata el cuerpo humano a través de medios físicos, y entre esos medios, por supuesto está la actividad física. [Interviene cuando haya una patología y tiene un papel importante en la preservación de la salud en la sociedad.] Los fisioterapeutas recomiendan el ejercicio físico tanto en los jóvenes como en las personas mayores. Pero, no de cualquier forma, sobre todo en el caso de los mayores. Y han elaborado una lista de recomendaciones.
Primero, evitar los ejercicios mantenidos, aquellos en los que se mantiene una misma postura de contracción muscular durante un tiempo prolongado porque eso puede traer como consecuencia otros problemas de salud, entre ellos la hipertensión, algo crónico entre las personas de más edad.
Otra recomendación es que el ejercicio se haga acompañado porque “en muchos casos el paciente geriátrico ha perdido a sus seres más cercanos”. [En consecuencia,] la realización de ejercicios físicos en grupos permite encontrar amistades y relaciones, lo cual traerá beneficios, no sólo en el aspecto físico, sino también en el psicológico.
En cualquier caso, afirma el doctor Aiguadé, siempre hay que tener en cuenta las circunstancias de salud que son más propias de la edad geriátrica. Las personas mayores sufren de osteoporosis por pérdida de calcio en los huesos, lo cual las hace más vulnerables que las jóvenes a fracturas como resultado de caídas. “Es uno de los grandes peligros del paciente anciano; las caídas y sus consecuencias”, advierte el fisioterapeuta catalán.
[Mediante la actividad física se trata la atrofia muscular, se fortalecen los músculos, se previene la osteoporosis y se obtienen otros beneficios como mejora de la circulación y prevención de problemas cardíacos. Por eso, la actividad física es una práctica muy aconsejable.]
Los fisioterapeutas aconsejan el caminar habitualmente. Consideran que ésa es la mejor actividad física. También recomiendan realizar actividades como bailar, jugar bolas criollas, o participar en caminatas nórdicas. Este último no tan disponible en nuestros países tropicales, es un deporte de resistencia y una forma de ejercicio al aire libre que consiste en caminar con la ayuda de bastones similares a los utilizados en el esquí. La natación, que es muy útil para algunos aspectos, debe combinarse con la actividad física en tierra a fin de fortalecer los huesos.
El fisioterapeuta ayudará no solo a tratar los dolores y los problemas articulares sino que además ayudará a prevenirlos e indicará la práctica y la actividad física más idónea, de acuerdo a las propias características de los pacientes. “No todas las actividades físicas, no todo el ejercicio físico es idóneo en el paciente geriátrico y en el joven”, subraya el doctor Ramón Aiguadé. “En función de las características propias de cada uno de nosotros podemos desarrollar una práctica deportiva que sea beneficiosa y si ésta fuera mal realizada, incluso podría traer problemas o podría estar contra indicada”, agrega.
En conclusión, envejecimiento activo, sí. Pero no de cualquier manera. Siempre es recomendable la supervisión y el asesoramiento de los profesionales de la salud.
Cápsula científica: ¿qué es la semioquímica?
Héctor Velázquez - Mejía / Marzo, 2016
La semioquímica es un tipo de comunicación que todos los seres vivos compartimos desde el inicio de la vida. La semioquímica, o comunicación química, se basa en diferentes señales químicas que reciben el nombre de feromonas, utilizadas para emitir información a nuestro organismo acerca de nuestro estado, o para informar a otros con el propósito de modificar su conducta. Para que esta comunicación química pueda llevarse a cabo se precisa de un emisor capaz de enviar la señal y de un receptor capaz de percibirla. Así, los primeros organismos unicelulares utilizaban la comunicación química para detectar y encontrar nutrientes que le aseguraran la supervivencia. En el caso de los seres humanos, de forma inconsciente también empleamos señales químicas para comunicarnos. No fue hasta el Siglo Veinte, concretamente en la década de los sesenta cuando se demostró que nuestra psicología y comportamiento vienen regulados por las señales químicas que emiten los seres humanos.