Asuntos educativos: La importancia de una buena caligrafía

Héctor Velázquez - Mejía / Junio, 16 - 2016

 

¿Creen ustedes que la buena caligrafía, es decir, lo que llamamos la buena letra, no es algo que se aprecia, ha quedado relegada a un segundo plano y sólo la usan nuestros padres o abuelos? Pues depende del país. En Bolivia, por ejemplo, las escuelas católicas lanzaron un mensaje: la escritura tradicional es un elemento importante para el desarrollo educativo de los niños. Les ayuda a estructurar las ideas y es una carta de presentación ante los demás.

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Hace unos años, en un pasado no muy lejano, los maestros se preocupaban especialmente de que sus alumnos cuidaran la caligrafía. Era un síntoma de progreso académico, aunque hoy la tecnología ha cambiado algunas cosas y muchos trabajos escolares se hacen con la computadora. De cualquier manera, queremos compartir con ustedes algunos consejos para conseguir que los niños adquieran esa buena caligrafía que será la carta de presentación de esos educandos en muchos contextos. Los consejos proceden de la Conferencia Episcopal de Bolivia.

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El primero, que el niño cuente con un espacio adecuado. En otras palabras, una mesa que le permita tener la espalda recta y apoyada en el respaldo de la silla. El escritorio debe estar ordenado para que el niño pueda mover los brazos con comodidad. Segundo, la posición del cuaderno se debe orientar con una ligera inclinación al lado contrario de la mano dominante: si es diestro, una inclinación a la izquierda; y si el alumno es zurdo, se coloca el papel con una caída a la derecha. Y tercero, hay que agarrar el lapicero o el bolígrafo de una forma adecuada. El pulgar y el índice sujetan, mientras que el anular sirve de apoyo. Es una sujeción ligera, no con demasiada presión porque si se presiona mucho, el estudiante se cansa y aparecen los calambres.

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Además, este documento para las escuelas bolivianas da a los padres algún consejo interesante. Por ejemplo, que elijan bien el bolígrafo que van a comprar. Los expertos sugieren que adquirir un lapicero que resulte cómodo y se adapte a nuestro hábito es lo más importante. No hay que buscar siempre el más barato. También, que practiquen con sus hijos ejercicios de caligrafía con esos cuadernos de antaño que nos obligaban a repetir una y otra vez letras y palabras. Esos cuadernillos han ido evolucionando y ahora son usados de otra manera. Pero pueden resultar bastante motivadores, digamos, más que un video juego.

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Quizás los autores de este trabajo tengan algo de razón y sea un buen consejo dejar por un rato el teclado y practicar la buena caligrafía con los pequeños de la casa. Si de paso aprovechamos para invitarles a redactar, estaremos ayudándoles a mantener activa la mente. Eso sí, fuera las prisas, la escritura debe plantearse como un espacio de relajación. Requiere tiempo y cuidado, es un proceso muy distinto al de manejar un teclado. Es casi como hacer una pequeña obra de arte. ¿No creen?