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La Crónica

Con Héctor Velázquez Mejía desde Nueva York

La Crónica - Héctor Velázquez - Mejía
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Cuida tu cerebro: bebe agua

Héctor Velázquez - Mejía / Julio, 12 - 2016

 

Más de un setenta por ciento de nuestro cuerpo está formado de agua. Las mujeres necesitan ingerir diariamente dos litros y los hombres, medio litro más. Esa cantidad se obtiene en un ochenta por ciento bebiendo mientras el resto se consigue en los alimentos. La mayoría de nosotros tendemos a asociar la deshidratación con complicaciones médicas. Un efecto menos conocido es que la falta de agua provoca diversos trastornos en el funcionamiento del cerebro que pueden llegar a ser graves.

Científicos de la Universidad de Connecticut en Estados Unidos comprobaron mediante diversos experimentos que incluso una deshidratación leve, aquella en la que perdemos apenas un uno y medio por ciento del volumen de agua corporal, provoca una cascada de síntomas: baja el estado de ánimo, nos sentimos tristes sin saber por qué. Además cae el rendimiento mental y nos cuesta más trabajo pensar, recordar o tomar decisiones.

[En uno de estos experimentos], los investigadores seleccionaron a un grupo de jóvenes, varones y hembras veinteañeros. Todos estaban sanos y si bien ninguno se mataba haciendo deportes, practicaban diariamente algún ejercicio físico al menos durante media hora. A todos les hicieron beber agua antes de irse a dormir. Sin embargo, también les pidieron que en la mañana no tomaran ningún líquido, ni siquiera un mal café que les ayudara a salir de la modorra. Los jóvenes llegaban ya molestos por la prohibición pero les compensaba ese malestar el fervor por servir a la ciencia con su sacrificio matutino. Esperándolos estaban los científicos de Connecticut que sin compasión alguna les invitaron a que se pusieran a caminar sobre un tapiz rodante hasta conseguir deshidratarlos. Cuando ya los jóvenes daban las boqueadas y sentían las lenguas como corchos, los investigadores les pidieron que completaran una batería de pruebas escritas con la que evaluaron la capacidad de concentración, aprendizaje, memoria, razonamiento y tiempo de reacción. Ellos hubieran preferido que les ofrecieran un vaso de agua o un zumo de piña. Pero respondieron como pudieron. La cosa fue mal, muy mal. No dieron pie con bola. Especialmente tuvieron dificultad para concentrarse y también en la memoria de trabajo, aquella que almacena temporalmente la información que ayuda a resolver problemas. [También se comprobó que la deshidratación leve afecta más a las chicas que a los chicos, causándoles con mayor frecuencia dolores de cabeza, cansancio, caída de tensión, o ansiedad y cambios en el estado de ánimo.

Lo peor es que el cerebro empieza a funcionar mal, incluso antes de que empecemos a sentir sed. Y no sólo cuando hacemos ejercicios sino también en reposo]. Lo recomendable es convertir la necesidad en hábito ingiriendo dos vasos de agua antes de cada desayuno, almuerzo y cena. Es importante beber ocho vasos de agua (uno en cada comida y los demás repartidos durante el resto del día) para reponer las pérdidas de agua del cuerpo, sobre todo si estamos expuestos a altas temperaturas. Tampoco hay que esperar a tener sed para beber agua, ya que tener sed es un síntoma de que podemos empezar a deshidratarnos. Parece difícil poner esto en práctica, por olvido o por muchas otras razones como negligencia con nosotros mismos o necesidad de tener que ir al baño frecuentemente. Pero hay que hacerlo. Así las cosas, si usted se cansa, se despista, tiene dolores de cabeza o fallas de memoria, antes de recurrir al botiquín, vaya al grifo.

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