Estudio revela que el principal programa utilizado por el Gobierno de Estados Unidos para deportaciones aplica el perfil racial
Héctor Velázquez - Mejía / Enero, 2016
El programa que el Servicio de Inmigración de Estados Unidos utiliza para deportar a indocumentados, conocido como CAP, podría estar concentrándose en personas de ciertas nacionalidades. Así lo indica un estudio de la organización American Immigration Council, según el cual, casi la mitad de los deportados entre 2010 y 2013 no cometieron ningún delito o, simplemente incurrieron en infracciones de tránsito.
Los mexicanos, los hondureños y los guatemaltecos hacen parte del grupo de indocumentados que más son deportados bajo el programa de delincuentes extranjeros, conocido como CAP, de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) del Gobierno de Estados Unidos. Las estadísticas indican que de un 52 a un 59 por ciento de la población indocumentada en Estados Unidos es mexicana y que el 78 por ciento de los deportados bajo el programa CAP es de origen mexicano.
En el caso de los hondureños, son el cinco por ciento de los indocumentados en el país; pero constituyen el seis coma tres por ciento de los deportados. Salvador Cícero, abogado especializado en inmigración. “Cualquier persona que trate de ver esto nota que hay un sesgo racial, que hay una discriminación contra los hondureños, los mexicanos y los guatemaltecos”, dice Salvador Cícero, abogado especializado en inmigración.
El estudio de la American Immigration Council sugiere que la razón podría ser la cercanía de México y países centroamericanos con Estados Unidos. El abogado Cícero afirma que la cercanía puede ser un motivo pero asegura que al fin y al cabo, todo lo mueve el dinero. “Hemos visto como se incrementan los presupuestos de una manera exorbitante para continuar deportando”, sostiene Salvador Cícero. Aproximadamente un treinta por ciento de los indocumentados es de otras nacionalidades; pero sólo representa el cinco coma uno por ciento de los deportados. Según los autores del estudio, los datos revelan una preocupación sobre las disparidades raciales en los arrestos que hacen las autoridades migratorias de Estados Unidos.
La dirigente comunitaria Deisy Funes, directora del Centro Romero de Chicago, señala que en estos arrestos los agentes del orden público aplican el perfil racial o “profiling” como se le conoce en inglés: basándose en la raza, la religión, el original nacional o la etnicidad deciden a quién arrestar o investigar, la mayoría de las veces sin haber revisado todos los antecedentes criminales de la persona. El estudio también revela que La principal fuente utilizada por Inmigración para localizar y deportar indocumentados es el programa CAP, con una vigencia anterior al controversial Comunidades Seguras. El origen del CAP, concebido para vigilar la presencia de extranjeros encarcelados en el país por delitos graves, se remonta a 1988, y con el paso de los años su alcance fue creciendo al incluirse delitos menores. En el estudio, basado en documentos del Gobierno obtenidos a través de la Ley de Libertad de Información, se examina la evolución y los resultados del programa a través de los años. Por su parte, la Oficina de Inmigración y Aduanas del Gobierno de Estados Unidos manifiesta que su prioridad es deportar a extranjeros que hayan cometido delitos graves, los que hayan pasado la frontera recientemente o los que hayan reingresado al país.