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La Crónica - Héctor Velázquez - Mejía
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Apuntes gramaticales: verbos defectivos

Héctor Velázquez - Mejía / Enero, 2016

 

¿Qué son los verbos defectivos?

Pues son un tipo de verbos irregulares que se caracterizan por tener una conjugación incompleta. Carecen de algunos tiempos, de algunos modos, o de algunas formas personales, lo cual les diferencia netamente de los verbos regulares. También se les llama verbos incompletos. En algunos casos no se trata de que estos verbos no se puedan conjugar, desde un punto de vista gramatical, sino que su propio sentido hace innecesarias e imposibles algunas flexiones. “Llover”, al igual que “anochecer”, “tronar” o “nevar”, tienen marcados unos usos habituales que rara vez se abandonan, si no es, por ejemplo, en un empleo poético o literario del lenguaje. “Nieva en Nueva York” o “Llueve en Mérida”; pero difícilmente diremos “Hoy trueno” o “Nosotros llovemos”. Seguro que ustedes ya están pensando en algunos de estos verbos: “balbucir”, “concernir”, “nevar”, “acostumbrar”, “atañer”, “soler”.

 

Algunos, como vemos, son tremendamente habituales, si bien con usos muy restringidos. Hay diversos tipos. Por un lado tenemos los impersonales, habitualmente referidos a fenómenos naturales como “llover”, “nevar” o “anochecer”. Estos verbos se conjugan casi exclusivamente en tercera persona del singular, aunque en algunos casos podemos encontrar construcciones con sujeto no personal en estos verbos. Escuchen: “Últimamente me llueven las ofertas de trabajo”. Además, hay ciertos usos, como decíamos antes, que con significados no netamente atmosféricos, admiten la conjugación completa. En tal caso afirmamos que tienen usos no defectivos. Podemos decir, por ejemplo, “Después de viajar toda la noche, amanecimos en la playa”.

 

Luego están los verbos llamados terciopersonales o bipersonales, también ligados a la tercera persona. Escuchen: “Aquí sucedió el desastre”, “Ocurren cosas raras en esta casa”, “Esta cuestión atañe solo a los menores de 18 años”, o “Las sentencias competen a los jueces”. A estos habría que añadir un grupo más amplio con características diversas. Los verbos “acostumbrar” y “soler”, por ejemplo, tienen únicamente las siguientes posibilidades de conjugación: presente de indicativo, presente de subjuntivo, pretérito imperfecto de indicativo y pretérito perfecto compuesto.

 

Escuchen: “Yo suelo pasear en este parque”, “No es que acostumbre comer mariscos todos los días”, “Cuando éramos jóvenes acostumbrábamos a trasnochar más”, “Siempre he solido tomar café tras las comidas”. Aunque en realidad hay muchos más: “antojarse”, “arrecir”, “aterir”, “balbucir”, “compungir”, “concernir”, “empecer”, “usucapir”, “garuar, etcétera, etcétera. Además de inferir y luego buscar en el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua los significados de “usucapir” y “garuar”, llamamos la atención de ustedes sobre un verbo que fue defectivo y ya no lo es: “abolir”. En efecto, “abolir” pasó de verbo defectivo a verbo completo por lo que ya se puede conjugar en todas sus formas, tiempos y modos. Pero, su uso sigue siendo difícil. La primera y tercera persona del singular del presente de indicativo de este verbo es “Yo abolo” y “Él abole”, nunca “Yo abuelo” o “Ella abuele”. Un caso similar es el del verbo caber: la primera persona del singular del presente de indicativo es “Yo quepo”, nunca “Yo cabo”; y la primera persona del singular del pretérito perfecto simple de indicativo es “Yo cupe”, nunca “yo cabí”. 

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