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La Crónica - Héctor Velázquez - Mejía
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Apuntes gramaticales:
El dequeismo

Héctor Velázquez - Mejía / Enero, 2016

 

Uno de los errores más evidentes que cometemos al utilizar las preposiciones y que escuchamos con frecuencia, incluso en los medios de comunicación es el “dequeísmo”. Esa palabra con sabor a movimiento literario o a patología médica está compuesta por la preposición “dé” más la conjunción “qué”, a la que se añade por derivación el sufijo “ismo”. El error se comete cuando se antepone la mencionada preposición al “qué” en casos en los que no es exigida por ninguna palabra del enunciado, con lo cual provoca un “anacoluto”.

 

No se asusten por este nuevo tecnicismo que, como su etimología indica, proviene de la palabra griega “anakólouthon”, es decir “inconsecuente”. Y no es otra cosa que una inconsistencia en la producción del discurso. Si digo “me alegra de que me lo preguntes”, el error se produce cuando colocamos la preposición delante de elementos de la oración que no deben llevarla como las oraciones subordinadas sustantivas que desempeñan la función de sujeto. Lo correcto es decir, “me alegra que me lo preguntes”. La siguiente expresión también es incorrecta: “me preocupa de que estos errores se escuchen en la televisión”, cuya formulación adecuada sería “me preocupa que estos errores se escuchen en la televisión”.

 

Lo mismo ocurre si anteponemos la preposición a una subordinada de complemento directo: “Pienso de que dominaremos la Gramática en dos días”, en vez de utilizar la construcción correcta: “Pienso que dominaremos la Gramática en dos días. O de atribuyo. Mal: “Mi esperanza es de que los profesionales de la comunicación hablen correctamente”. Bien: “Mi esperanza es que los profesionales de la comunicación hablen correctamente”.

 

También es muy habitual que se introduzca erróneamente la preposición en locuciones conjuntivas que no deben llevarla. Con frecuencia escuchamos “a no ser de qué”, “a medida de que”, “una vez de qué”, cuando la forma correcta es “a no ser qué”, “a medida qué”, o “una vez qué”. De igual forma se comete la incorrección de usar la preposición “dé” con verbos que exigen otra. Por ejemplo, “insistieron de que corrigiera mi discurso”. Obviamente lo correcto es “insistieron en que corrigiera mi discurso”.

 

Hay dos procedimientos para, en caso de dudas, saber si es necesaria la preposición. Uno es transformar la expresión en interrogativa. Si necesitamos usar “de” para hacer la pregunta, en nuestra frase también será necesaria, y viceversa, Así, “Me alegra que me lo preguntes”. “¿Qué me alegra?” y no ¿“De qué me alegra?”. Por lo tanto cuando la usemos en afirmativa no debemos poner la preposición “de”. El otro procedimiento es sustituir por “eso”, “esto” o “aquello”, la oración que empieza por qué. En el ejemplo anterior, “Me alegra que me lo preguntes”, no suena bien “Me alegra de eso” y sí, “Me alegra eso”. Por lo tanto, no es correcto el uso de la preposición “dé”. Prueben y se darán cuenta de que no es tan difícil corregir el dequeísmo. Pero estén atentos de no irse al extremo contrario y cometer un queísmo por exceso de corrección.

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