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La Crónica

Con Héctor Velázquez Mejía desde Nueva York

La Crónica - Héctor Velázquez - Mejía
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Pese a objeciones gubernamentales, miles de menores indocumentados guatemaltecos exponen sus vidas para llegar a Estados Unidos

Héctor Velázquez - Mejía / Agosto, 12 - 2016

 

La emigración de menores indocumentados desde Guatemala hasta Estados Unidos va este año en aumento. A pesar de las campañas gubernamentales para evitar el desplazamiento, miles desafían las difíciles condiciones y exponen su vida para llegar a Estados Unidos. Estafados, torturados, abusados y asaltados. A menudo son deportados muchos de los que consiguen cruzar el Río Bravo, o Río Bravo del Norte, llamado de ese modo en México, o Río Grande en Estados Unidos.

Severiano Canté no cumplía los 17 años cuando viajó ilegalmente a Estados Unidos para escapar de la pobreza. Hace seis meses se puso en manos de un coyote que le cobró ocho mil dólares para comenzar el viaje. “El coyote me dijo que había comida y todo. Pero lo que yo vi en el camino fue todo sufrimiento”, asegura el emigrante guatemalteco.

El primer intento por cruzar el Río Bravo fue inútil “porque la migra los agarró”. Dice Canté que todos los emigrantes se tiraron al río tratando de escapar. Pero los funcionarios de inmigración, armados, los sometieron.

Severiano Canté y sus compañeros fueron devueltos a una casa de seguridad en Tamaulipas, México. Y según la versión del emigrante fue en ese lugar donde los coyotes les pidieron que transportaran drogas por la frontera. El coyote les prometió “Si puedes pasar estas dos cajas, el viaje te sale gratis”. Cuenta Severiano que logró pasar una parte del camino con el cargamento de drogas en la espalda; pero que llegó un momento en el que no soportó más. “Lo miré y le dije que ya no tenía fuerzas”, recuerda el emigrante. Fue entonces cuando a Severiano lo persiguió la patrulla fronteriza. Dice que dejó tirado el cargamento y que por eso no lo acusaron de delito alguno.

Según defensores de los derechos de los migrantes, la historia de Severiano Canté es apenas una entre los casi dos mil testimonios de menores guatemaltecos que han sido deportados desde Estados Unidos y que fueron explotados durante el tortuoso viaje. En opinión de los grupos que defienden a los migrantes, los gobiernos de la región no hacen mucho para evitar que los menores se vean obligados a viajar. Según Rosmery Yax, de la organización Movilidad Humana, no se están atacando las causas que están provocando la emigración de los niños.

Por su parte, Raúl González, gobernador del estado guatemalteco de Retalhuleu, reconoce la vulnerabilidad de los menores ante los grupos delincuenciales. “Los más débiles en este caso son los que van viajando sin papeles”, señala González.


Luego de la odisea, Severiano Canté regresó a su hogar en Guatemala. Busca trabajo para pagar la deuda que adquirió junto a su padre por el fallido viaje y jura que no volverá a salir de su país.

En los primeros siete meses de 2016, es decir, entre enero y julio, las autoridades migratorias de Estados Unidos deportaron a 18 mil 675 guatemaltecos indocumentados. Esa cantidad es ligeramente menor a los 18 mil 888 deportados el año pasado en el mismo período.

En Estados Unidos las autoridades estiman que viven 1 millón 800 mil guatemaltecos, el 60 por ciento en condición irregular. El presidente de Guatemala, Jimmy Morales, solicitó un Estatus de Protección Temporal (TPS) para los inmigrantes de su país; pero hasta ahora no ha obtenido ninguna respuesta.

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