La Crónica
Con Héctor Velázquez Mejía desde Nueva York
Cartapacio: enfermos de amor
Héctor Velázquez - Mejía / Agosto, 23 - 2016
En el pasado, siglos atrás, el término “enfermo de amor” se utilizaba sobre todo para describir el duelo por la pérdida de la persona amada. En la literatura clásica, “La Celestina”, “El Licenciado Vidriera”, “Los alcahuetes y las alcahuetas”, utilizaban filtros mágicos para hacer crecer la llamada “fiebre amorosa”. Esta “fiebre amorosa” se consideraba una enfermedad que podía provocarse con pócimas y que se correspondía con síntomas reales, o como diríamos ahora, orgánicos, tal y como se expresa en aquel famoso poema de Auseas March, musitado por Raimon, en el que un enamorado decía: “Socórreme en una hora porque los síntomas de mi cuerpo demuestran que viviré poco”.
Pero volvamos al siglo 21. Hace menos de una década se describió la miocardiopatía de Takotsubo, o “síndrome del corazón roto”, una afección cardíaca que podría desencadenarse por una situación de grave estrés emocional, desde la pérdida de un ser querido, hasta una ruptura amorosa y que podríamos considerar como la moderna manifestación del llamado “mal de amores”.
Apuntes de medicina: ¿Para qué sirve la aspirina?
Héctor Velázquez - Mejía / Agosto 23 - 2016
Hace más de dos mil años, Hipócrates, el padre de la medicina, descubrió el ingrediente activo de la aspirina, que extrajo de una planta de sauce, y la utilizó para calmar fiebres y dolores de cabeza.
Pero no fue sino hasta 1897 que el alemán Félix Hoffman desarrolló el fármaco como tal. Más de un siglo después, la aspirina, el ácido acetilsalicílico, es uno de los 10 genéricos más vendidos del mundo, con ventas de alrededor de 1,7 mil millones de dólares.
Las propiedades analgésicas, es decir, como calmante del dolor, y anti-inflamatorias del ácido acetil-salicílico son parecidas a las de otros anti-inflamatorios no esteroídicos. [Pero además de ser un analgésico reconocido, la aspirina ha ganado terreno como forma de prevenir ciertas enfermedades. Con frecuencia aparecen estudios que resaltan sus beneficios en la prevención de trastornos cardiovasculares y de varios tipos de cáncer.] Hace años que se sabe que el ácido acetilsalicílico, la aspirina, si hablamos de su nombre comercial más famoso en todo el mundo, tiene unas propiedades terapéuticas muy beneficiosas para prevenir trombosis coronarias o de las arterias cerebrales, que todos los años causan decenas de miles de ictus e infartos de miocardio.
Simplificando podremos decir que a las dosis de cien miligramos diarios, la quinta parte de una aspirina convencional, el ácido acetilsalicílico inhibe la agregación de las plaquetas, células de la sangre responsables de la coagulación. Sin embargo, tomar aspirina regularmente también implica riesgos importantes. El riesgo de hemorragias aumenta si se administra ácido acetilsalicílico a pacientes sometidos a tratamiento anticoagulante debido a los efectos del fármaco sobre la agregación plaquetaria. Las hemorragias gastrointestinales empeoran cuando se administra aspirina a pacientes anticoagulados.
En resumen, si tomamos una dosis baja de aspirina a diario, nuestra sangre coagula mal y es más difícil que se produzcan esos accidentes vasculares, muchas veces mortales o que dejan terribles secuelas. En este caso, sí, más vale prevenir.