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La Crónica
Con Héctor Velázquez Mejía desde Nueva York
El caso de los hipocondriacos
Héctor Velázquez - Mejía / Agosto, 15 - 2016
El siguiente puede ser el planteamiento hecho por un paciente a un médico: “Doctor, no puedo vivir así. Cuando uno de mis amigos se enferma, yo empiezo a notar sus mismos síntomas. Si alguien muere de un cáncer de estómago o de una cirrosis pulmonar, me voy a Internet y todo lo que leo encaja con lo que a mí me pasa. ¿Cómo puedo recuperar la cordura”? Hoy en día, el acceso universal a Internet ha multiplicado la cantidad de pacientes más o menos hipocondríacos, personas que tienen al alcance de un clic en el computador o en el teléfono inteligente una información casi infinita y muchas veces mal contrastada o sesgada sobre casi cualquier síntoma o enfermedad. Es el llamado “doctor Google”, un bálsamo y una tortura para muchos pacientes, cuya sensación de estar enfermos la viven con gran ansiedad.
Es muy importante que en estos casos el médico tenga empatía y transmita a su paciente confianza y tranquilidad para aliviar esa terrible sensación de estar enfermo sin estarlo. Más que hipocondría en el sentido literal, lo que los médicos reportan encontrar a menudo en las consultas, son los trastornos somatoformes, es decir, la somatización de un estado de ansiedad previa. [El término trastornos somatoformes agrupa a enfermedades caracterizadas por molestias diversas, en mayor o menor grado difusas, que aún cuando aquejan al paciente, no pueden ser explicadas por la existencia de una lesión orgánica, o al menos no de una manera suficiente y concluyente.] Los pacientes suelen insistir en la presencia de síntomas físicos como dolor, inflamación, náuseas, vértigo, debilidad o lesiones, pero niegan tener problemas psiquiátricos. [Estos síntomas vienen acompañados de demandas persistentes de exámenes y pruebas diagnósticas a pesar de que los hallazgos continuamente resultan negativos; y de la garantía de los tratantes de que los síntomas no tienen justificación orgánica.] La sensación física reportada por los pacientes con trastornos somatoformes no es ficticia ni inventada. Es sintomatología real que no tiene explicación o causa física. Los sufren un alto porcentaje de la población y es muy importante demostrarle al paciente que el temor y la ansiedad son el problema, no esa enfermedad oculta que nadie encuentra porque no existe.
Una mala persona no puede ser un buen médico
Héctor Velázquez - Mejía / Agosto, 15 - 2016
Howard Gardner es un psicólogo, investigador en neurociencias, y profesor de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, que ganó el premio “Príncipe de Asturias” en 2011 por haber formulado y desarrollado la “teoría de las inteligencias múltiples”, que atribuye a cada persona ocho tipos distintos de inteligencia o cualidades cognitivas.
Howard Gardner también ha participado en proyectos de investigación como el “GoodWork Project”, destinado a profesionales de la salud que buscan mejorar su auto estima y la calidad de sus servicios a la población, basándose en valores éticos y de excelencia profesional. En una entrevista concedida hace unos meses al diario “La Vanguardia” de Barcelona, España, Gardner comentó que había comenzado a preocuparse por la ética de la inteligencia y por qué personas consideradas triunfadoras y geniales en la política, las finanzas, la ciencia, la medicina u otros campos, hacían cosas malas para todos, y a menudo, ni siquiera buenas para ellos mismos. En realidad, concluyó Gardner, las malas personas no pueden ser profesionales excelentes, no llegan a serlo nunca. Tal vez tengan pericia técnica pero no son excelentes. [Resumiendo y, aplicado a la medicina,] nosotros también concluimos que una mala persona no puede ser nunca un buen médico.